Los contratos inteligentes o smarts contracts han incursionado en la industria tecnológica durante la última década representando una revolución en distintos sectores como las finanzas o el arte.
Gracias a ellos se han comenzado a automatizar algunas tareas que hace pocos años representaban un flujo de trabajo más complejos en empresas y que a su vez tenían repercusiones en costos, recursos humanos y tiempo.
¿Qué son los contratos inteligentes y cómo funcionan?
Para comenzar a hablar de este interesante tema, primero tenemos que entender qué son los contratos inteligentes. Estos, no son más que programas que se almacenan en una blockchain para que su ejecución sea automática dependiendo de que cumplan ciertas condiciones.
El término de smart contracts fue acuñado por Nicholas Szabo, un científico de la computación y criptógrafo en 1993. De hecho, algunos aseguran que él es quien podría estar detrás de la identidad de Satoshi Nakamoto, padre de Bitcoin. Posteriormente, en 2014, el término fue rescatado por Vitalik Buterin, creador de Eteherum, en su whitepaper: “A next generation smart contracts & decentralized application platform” (Una plataforma de aplicaciones descentralizadas y contratos inteligentes de próxima generación)Un poco de historia
Una de la característica principal de estos programas es que elimina la necesidad de intermediarios o terceros de confianza, además aporta una seguridad y transparencia que era difícil de obtener hasta el momento.
Pros
- Eliminación de intermediarios
- Reducción de costos operativos
- Ejecución automática y eficiente
- Mayor seguridad gracias a la blockchain
- Transparencia e inmutabilidad de los datos
- Accesibilidad global
Cons
- Complejidad técnica en su desarrollo
- Riesgo de errores en su código
- Falta de regulación clara
- Adopción limitada en industrias tradicionales
Casos de éxito en el uso de contratos inteligentes
Sin bien es cierto que el principal uso que se le ha dado a los contratos inteligentes ha sido en las finanzas, su aplicación se ha extendido a procesos de logística, distribución, arte, bienes raíces y aspectos legales.
Plataformas como Uniswap han aplicado los contratos inteligentes para que sus usuarios puedan hacer y obtener préstamos así como el trading de criptomonedas. Empresas como IBM y Pfizer también han puesto en marcha el uso de smarts contracts para optimizar cadenas de suministro de sus productos, permitiendo la trazabilidad desde su elaboración al consumidor final. Esta ha sido otra de las grandes aplicaciones de los contratos inteligentes, marketplace como OpenSea han ayudado, mediante esta tecnología, a la creación, gestión y venta de piezas artísticas así como la vinculación a la propiedad intelectual.
El principal reto de los contratos inteligentes
Como mencionamos anteriormente, los contratos inteligentes son programas informáticos escritos por desarrolladores que trabajan en blockchain y estos pueden contener algunos errores o las llamadas puertas traseras que son puntos de vulnerabilidad que pueden ser explotados por hackers.
Por su parte, aún es poca la regulación que existe en el sector, ejemplo de ello es la Ley MiCA, creada por la Unión Europea y puesta en marcha partir de finales de 2024, sin embargo, la falta de claridad legal en otros países ha frenada una adopción mayor de los contratos inteligentes por parte de empresas públicas y privadas.
El futuro de la automatización impulsado por contratos inteligentes
Los primeros contratos inteligentes en blockchain comenzaron a usarse con la entrada en escena de Ethereum en 2015 por lo que no hay que olvidar que es una tecnología relativamente nueva.
Al ser Solidity un lenguaje de programación diseñado hace poco, sus áreas de mejora son muchas, además, los recursos humanos que lo dominan también se encuentran en una etapa de aprendizaje temprana.
Seguramente, en pocos años y con el uso de otras tecnologías como la IA, veremos una nueva generación de smarts contracts mucho más robustos y carentes de fallos para garantizar así su rendimiento óptimo.
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