El impulso de las ciudades inteligentes está empezando a acelerarse a medida que los dirigentes municipales buscan formas de reducir costes, agilizar procesos y reforzar sus credenciales ecológicas.
El reto, sin embargo, es gestionar todos los datos necesarios para introducir algoritmos inteligentes en las funciones cotidianas de la vida urbana moderna: desde la gestión del tráfico hasta la justicia penal.
Muchos de estos datos son genéricos, pero una buena parte son privados, lo que significa que deben protegerse en alto grado incluso cuando se comparten entre los numerosos sistemas automatizados que contribuyen al funcionamiento de las ciudades inteligentes.
En primer lugar, ¿cómo y por qué quieren las ciudades convertirse en “inteligentes”?
Apoyo de la cadena de bloques
Muchos municipios están explorando la tecnología blockchain como forma de prestar sus servicios.
En gran parte, la incorporación de la cadena de bloques como componente de las operaciones de las ciudades inteligentes está siendo impulsada por la adopción de la tecnología por parte de la comunidad empresarial.
Un reciente artículo de un equipo de investigadores internacionales publicado en el sitio web del Instituto Multidisciplinar de Edición Digital (MDPI) señalaba que la cadena de bloques está influyendo prácticamente en todos los aspectos de la economía digital moderna, aportando transparencia y eficacia a las transacciones financieras, los acuerdos comerciales, la gestión de contratos y la administración empresarial.
A medida que el mundo gravita hacia esta nueva forma de trabajar, los gobiernos tendrán que actualizar también sus operaciones si quieren mantener funciones críticas como la regulación, el cumplimiento de la ley y la recaudación de impuestos.
Como tecnología de libro mayor distribuido (DLT), blockchain ofrece varias ventajas a la hora de compartir y combinar datos sin comprometer la confianza ni la seguridad.
Por un lado, es extremadamente difícil manipular los datos una vez que se han añadido a un libro de contabilidad blockchain, ya que para ello sería necesario piratear simultáneamente numerosos sitios de almacenamiento reforzados. El sofisticado software de gestión también proporciona datos en función de la necesidad de conocimiento, lo que impide la difusión generalizada de información personal y privada.
Aunque blockchain tiene aplicaciones en una amplia gama de actividades municipales, el equipo del MDPI recomendó cinco áreas clave en las que puede servir de facilitador:
- Comercio de energía: un sistema descentralizado entre iguales puede garantizar la equidad del comercio y la precisión de la facturación, así como reducir los costes de intermediación y proteger la privacidad del usuario;
- Sanidad: blockchain puede garantizar la privacidad de los pacientes y, al mismo tiempo, permitir una autenticación sólida para el almacenamiento y el intercambio de datos;
- Voto electrónico: el voto seguro, transparente y anónimo aporta integridad a todo el proceso electoral;
- Cadena de suministro: la descentralización ayuda a acabar con la corrupción, la manipulación y otras formas de fraude, al tiempo que aumenta la eficiencia y reduce los costes;
- Bienes inmuebles: la transferencia más rápida y segura de propiedades y otros activos ayuda a mejorar los ingresos y a reducir los conflictos legales.
Inteligencia al límite
Blockchain también se considera un complemento clave para las redes emergentes de niebla y de borde que apoyan una amplia gama de funciones municipales. Un artículo reciente de la revista Frontiers in Sustainable Cities describe cómo blockchain puede crear un mercado informático y de datos que agilice las interacciones entre consumidores y proveedores de recursos, datos y servicios digitales.
Un sistema así ofrece un mayor apoyo a los agentes inteligentes que pueden satisfacer las peticiones esenciales de los usuarios y los dispositivos conectados, muchos de los cuales son inteligentes ellos mismos, que pueblan la cada vez más amplia Internet de las Cosas.
Un sistema así puede utilizarse para mejorar la gestión del tráfico, por ejemplo. Los datos de vehículos, semáforos y sensores pueden utilizarse para guiar la interacción entre estos dispositivos, a la vez que se introducen en un sistema de gestión global que orquesta el entorno del tráfico en general.
La salud pública también se beneficiaría de un intercambio de datos sólido pero seguro entre municipios, aseguradoras, hospitales, farmacéuticos y pacientes. En estas y otras aplicaciones, blockchain proporciona la escalabilidad, autenticidad y confidencialidad en toda la cadena de datos.
Difusión de la autoridad
Quizá el cambio clave que aporta blockchain a las ciudades inteligentes sea la descentralización. Urban Next señaló recientemente que el gobierno centralizado suele actuar como un cuello de botella para los servicios cruciales, así como para la renovación urbana a largo plazo.
Blockchain dispersa la autoridad y las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas entre numerosas partes interesadas, al tiempo que mantiene a los organismos y funcionarios clave al corriente de lo que ocurre en toda la burocracia.
De este modo, el transporte, la sanidad, la educación y todos los demás servicios que mejoran la calidad de vida responden mejor a los cambios demográficos y a otras condiciones, a la vez que se hacen más eficaces los controles de costes, consumo de recursos y requisitos legales y normativos.
Esto podría resultar especialmente útil cuando las ciudades intenten mejorar aspectos como la sostenibilidad sin renunciar a sus características únicas. Las conexiones de datos ágiles y rápidas, unidas a una encriptación estricta, facilitan un equilibrio preciso entre la privacidad y la conveniencia pública, convirtiendo esencialmente al gobierno de la ciudad en un “agente desintermediado” que ya no necesita dedicar mucho tiempo, dinero y recursos a controlar el flujo de datos.
Equidad de los datos
Desplegar blockchain a nivel municipal es una cosa, pero hacerlo de forma equitativa es otra muy distinta, advierte el Instituto Urbano. Se supone que los servicios municipales deben estar disponibles para todos, no sólo para los que tienen las herramientas para conectarse digitalmente.
Como mínimo, las estrategias de aplicación deben tener en cuenta cómo afectará la cadena de bloques a las distintas comunidades y grupos demográficos, de modo que cualquier discrepancia grave pueda abordarse por adelantado.
También es tentador desarrollar políticas para el entorno blockchain junto con empresas privadas, no con los ciudadanos. Puede que sea la forma más rápida y barata de actuar, pero no ofrecerá necesariamente un resultado óptimo para la base de usuarios. Una sólida aportación de la comunidad, junto con un proceso competitivo de selección de desarrolladores, es la mejor fórmula para el éxito general.
Lo esencial
Sin duda, blockchain se convertirá en una herramienta tan crucial para los gobiernos como lo es para las empresas, y esto impulsará una mayor inteligencia y una mayor automatización de la multitud de procesos que hacen que las ciudades funcionen.
Al igual que las personas, una ciudad sólo puede ser tan inteligente como lo permita su base de conocimientos, y sin blockchain será difícil, en el mejor de los casos, implantar tecnologías inteligentes a la velocidad y escala necesarias para satisfacer las necesidades de las poblaciones urbanas.