La sabiduría convencional nos dice que no pongamos todos los huevos en la misma cesta. Otra escuela de pensamiento sugiere hacer exactamente lo contrario, pero vigilando esa única cesta como un halcón.
Sin embargo, si lo piensas bien, este último tipo de inversor -el que tiene una cartera financiera compuesta principalmente por un tipo de activo- está abocado a tropezar y sufrir pérdidas tarde o temprano.
Independientemente de las mejores intenciones de cualquiera, todas las inversiones que pueden producir un rendimiento decente también pueden perder valor.
Por eso necesitas saber cómo construir una cartera de inversiones; para los principiantes, esto gira en gran medida en torno a la diversificación.
Puntos clave
- No existe una única y mágica «mejor cartera de inversión». Tienes que adaptar la tuya a tu tolerancia al riesgo y a tus objetivos de inversión personalizados.
- Una vez determinados éstos, tienes una variedad de vehículos de inversión y activos entre los que elegir.
- Sin embargo, es importante que tu cartera incluya una amplia mezcla de activos para que una mala inversión no pueda hundirte.
- En Internet puedes encontrar muchos consejos buenos, aunque a veces contradictorios, sobre la creación de una cartera. Sin embargo, éste es un ámbito en el que merece la pena pagar por un asesoramiento profesional.
Cómo crear una cartera de inversiones: guía paso a paso
La palabra «cartera» significa la mezcla de diferentes inversiones que cada uno de nosotros posee.
Aunque tengas preferencia por determinados tipos de inversiones, por ejemplo acciones tecnológicas, es esencial incluir una variedad de activos para conseguir una cartera bien equilibrada.
Sin embargo, esto no te dice exactamente cómo construir una cartera que satisfaga tus necesidades particulares.
Tus necesidades son, de hecho, el mejor punto de partida: desglosémoslas en algo más contundente que: «Quiero ganar dinero».
Paso 1. Define tus objetivos temporales
Todo el mundo tiene objetivos: perder peso, ascender, hacerse rico. Es una especie de secreto a voces que quienes saben exactamente lo que quieren conseguir, y para cuándo, suelen hacer los mejores planes.
Ahora bien, probablemente tengas múltiples objetivos de inversión. Intenta poner un valor en dólares a cada uno de ellos. Ahora, divídelos en categorías a corto plazo (alcanzables en 12 meses), a medio plazo (entre 1 y 5 años) y a largo plazo (más de 5 años). Probablemente acabarás con algo así:
Paso 2. Evalúa tu tolerancia al riesgo
Este ejercicio puede abrirte los ojos. Sin embargo, con un poco más de trabajo, te indica exactamente cómo construir una cartera. En concreto, tus objetivos determinan no sólo lo que esperas ganar, sino lo que puedes permitirte colocar en inversiones menos fiables. Por cierto, tus objetivos también te dicen cuánto necesitas ahorrar e invertir.
Los plazos dictan el riesgo. Si vas a necesitar 50.000 $ para un coche nuevo, pronto, y tienes 45.000 $ ahora mismo, ponerlo todo en una cartera personal de acciones puede significar no poder permitírtelo; los bonos pueden ser aconsejables en este ejemplo de cartera de inversiones.
Si te centras en el largo plazo, tienes tiempo para recuperarte de los reveses temporales y puedes asumir más riesgos.
Paso 3. Elige un tipo de cuenta adecuado
Tu perfil de riesgo nos lleva al tipo de cuenta de inversión que necesitas. Cuando planifiques a décadas vista, las implicaciones fiscales deben estar en tu mente. A más corto plazo, la liquidez y la seguridad son mayores prioridades.
Si tu empresa ofrece un plan 401(k), es un buen punto de partida. Aun así, quizá también quieras considerar algo como una cuenta de inversión personalizada en un corredor de bolsa. Sin embargo, las normas que rigen las distintas opciones son complicadas, por lo que merece la pena dedicar algo de tiempo a investigarlas.
Si inviertes con objetivos concretos, una cuenta especializada puede ser justo lo que necesitas, sobre todo si te preocupan los impuestos.
Algunos ejemplos son el plan 529 para la educación de tus hijos, una HSA para cubrir futuros gastos médicos, o una cuenta de ahorro de alto rendimiento que te permita acceder rápidamente a parte de tus fondos.
Paso 4. Selecciona los activos financieros en los que invertir
Volviendo a la cantidad de riesgo que estás dispuesto a aceptar a corto, medio y largo plazo, ahora tienes que decidir qué tipo de inversiones te convienen más. Como regla general, las que son más volátiles también tienen el mayor potencial alcista.
Veamos algunos de los tipos más comunes:
- Acciones: Consideradas algo arriesgadas, el rendimiento medio del mercado bursátil es de alrededor del 10% anual durante casi el último siglo, medido por el índice S&P 500.
- Bonos: Los bonos del Tesoro estadounidense se consideran más seguros, pero no rinden mucho. Sin embargo, también hay bonos de gobiernos extranjeros y deuda corporativa en los que invertir; éstos son algo menos sólidos.
- Fondos de inversión: Algunos fondos de inversión y ETF invierten en una mezcla de distintos tipos de activos y, por tanto, están diversificados y son relativamente estables. Los fondos especializados y los REIT, por el contrario, se concentran en sectores concretos y pueden verse muy afectados por una caída de esos mercados.
- Inversiones alternativas: Abarcan desde el oro hasta complejos derivados financieros. La naturaleza de su riesgo varía en consecuencia.
- Efectivo: No tiene por qué significar meter billetes de dólar en el colchón. Los certificados de depósito (CD), los fondos del mercado monetario y las cuentas de ahorro se consideran dinero en efectivo: fácilmente accesibles y seguros.
Paso 5. Diversifica tu cartera
“No busques la aguja en el pajar. Compra el pajar”. – John C. Bogle
La diversificación es algo a lo que debe prestar atención incluso si sus activos están divididos entre varias cuentas, o si no gestiona usted mismo su cartera. El truco consiste en repartir sus inversiones entre varios mercados diferentes, de modo que cualquiera que sufra un revés no le afecte demasiado.
Sin embargo, hay muchas formas diferentes de segmentar la economía mundial en mercados distintos. Puede que incluso creas que tu cartera financiera está diversificada, cuando nada más lejos de la realidad. Cuando construyas una cartera, ten en cuenta los siguientes tipos de diversificación:
- Clases de activos: Dividir tus inversiones entre acciones, bonos y otros tipos de valores te protege contra la mayoría de los golpes.
- Volatilidad: Utilizar varios tipos de inversiones también reduce tu riesgo a corto plazo: si tu cartera de acciones se tambalea, los bonos actúan como contrapeso estable.
- Sectores: Lo que es malo para una empresa a menudo beneficia a otra. Si posees acciones de aerolíneas y petroleras, por ejemplo, estarás protegido frente a las fluctuaciones del precio del petróleo.
- Liquidez: Siempre es posible que necesites efectivo en un apuro. Si esto ocurre, te alegrará poseer algunos activos que puedas vender rápidamente: acciones, certificados de depósito, etc.
- Regional: Aunque muchos inversores se sienten satisfechos ciñéndose a EE.UU., poner parte de tu dinero en el extranjero te aísla de los problemas con el dólar o la economía estadounidense.
Paso 6. Controlar y ajustar
A medida que te haces mayor y, con suerte, más rico, tu estrategia de inversión personalizada tendrá que evolucionar.
Además, el valor y las perspectivas de los distintos activos cambiarán, lo que hará necesario reequilibrar tu cartera de acciones y otras participaciones.
Una visión contraria: Cuando la mejor cartera de inversiones no está diversificada
Todo el tiempo hemos dicho que la diversificación es la forma de construir una cartera de inversiones. El 90% de las veces, para el 90% de las personas, esto es totalmente cierto. Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo:
“La diversificación amplia sólo es necesaria cuando los inversores no saben lo que hacen”. – Warren Buffett
En otras palabras, si tienes tanto una formación financiera completa como un conocimiento detallado del sector, puedes saber cómo construir una cartera que no esté muy diversificada ni sea arriesgada.
Sin embargo, esto no pretende ser un consejo: rara vez es sensato apostar en contra de la sabiduría combinada de miles de analistas del mercado.
Lo esencial
Aunque invertir sólo en una clase de activos, sector o incluso acción es posible, los peligros de hacerlo son enormes. Crear una cartera financiera diversificada es mucho más seguro y debería producir rendimientos adecuados.
Por supuesto, averiguar cuál es la mejor cartera de inversión para tus necesidades particulares no siempre es sencillo. No hay que avergonzarse de pedir consejo, ya sea a un planificador financiero cualificado o incluso probando una aplicación de robo-asesor.
Investigue por su cuenta y recuerde siempre que su decisión de invertir depende de su actitud ante el riesgo, de su experiencia en los mercados financieros y de lo cómodo que se sienta ante la posibilidad de perder dinero.
La información contenida en esta guía no constituye asesoramiento en materia de inversión y sólo tiene fines informativos.
Preguntas frecuentes
¿Cómo creo mi cartera de inversiones?
¿Qué es la regla de los tres fondos?
¿Qué es la regla del 60/40?
¿Cómo es una buena cartera de inversiones?