¿Qué es una Ballena en Criptomonedas o Criptoballenas?
Las “ballenas” son los peces gordos en el extenso océano del comercio de criptodivisas, pero no se trata de criaturas acuáticas, sino de individuos o entidades que poseen grandes cantidades de criptodivisas.
Sus importantes propiedades, acumuladas a través de inversiones tempranas, minería u otras vías, les permiten influir en el mercado de forma notable.
Por ejemplo, al comprar o vender grandes cantidades de criptodivisas, pueden inducir importantes fluctuaciones de precios.
En consecuencia, sus actividades a menudo se correlacionan con una alta volatilidad del mercado, lo que lleva a la popular práctica de “observación de ballenas” entre operadores e inversores que buscan información sobre sus estrategias de inversión.
Clasificación de los propietarios de criptodivisas según la cantidad que poseen
En el ecosistema de las criptomonedas, a menudo se clasifica a los propietarios en función de la cantidad que poseen.
Estas clasificaciones ayudan a comprender los comportamientos y el impacto potencial de los distintos participantes en el mercado.
He aquí algunas clasificaciones comunes para los poseedores de bitcoins (BTC):
Camarones (menos de 1 BTC): Se trata de individuos que están comenzando su andadura en el mundo de las criptomonedas. Son sensibles a la volatilidad y reaccionan rápidamente a las fluctuaciones del precio vendiendo o comprando el activo.
Cangrejos (1-10 BTC): Son los inversores pequeños pero bien informados, normalmente aquellos que han amasado activos y los han conservado durante más de tres años.
Pulpos (10-50 BTC): Los operadores con experiencia y los inversores financieros entran en esta categoría. Suelen tener una cartera diversificada de múltiples activos financieros. Además de sus participaciones en bolsas, también almacenan sus activos en carteras de hardware, lo que indica un enfoque más experimentado de la seguridad.
Los peces (50-100 BTC) y los delfines (100-500 BTC): Este grupo está representado por personas y empresas adineradas que han destinado una parte significativa de su capital a inversiones en criptodivisas. Su estrategia de compra suele consistir en dividir sus compras en varios plazos para evitar provocar grandes fluctuaciones en el mercado.
Tiburones (500-1000 BTC): Normalmente, los tiburones son los primeros adoptantes de Bitcoin que consiguieron hacerse con monedas cuando los precios eran significativamente más bajos hace 8-10 años. Su creencia en el valor a largo plazo del bitcoin les convierte en “hodlers”.
Ballenas (1000-5000 BTC): Estos son los grandes jugadores en el mundo de las criptomonedas, que comprenden inversores institucionales y millonarios de las criptomonedas. Para evitar ser detectados por las herramientas de “observación de ballenas”, a menudo diversifican sus tenencias dividiendo sus activos en varias carteras.
Bolsas: Plataformas en las que se compran, venden o negocian criptomonedas. Desempeñan un papel fundamental en la determinación de la liquidez y la estabilidad de precios de muchas criptomonedas.
Mineros: Las entidades responsables de la creación de nuevas monedas en sistemas proof-of-work como bitcoin. Los mineros sólo tienen alrededor del 9,5% de la oferta circulante de BTC. Después de minar, suelen distribuir sus BTC con bastante rapidez para cubrir sus costes operativos.
Cabe señalar que las clasificaciones y definiciones exactas pueden variar según el contexto y la fuente. Sin embargo, comprender estas categorías puede proporcionar información sobre las diversas motivaciones y comportamientos dentro del mercado de las criptomonedas.
Lista de las mayores Criptoballenas
A continuación se muestra una lista de las diez mayores ballenas criptográficas especuladas o “conocidas” que tienen un gran impacto no sólo en el mercado de las criptodivisas, sino también en la mitología de las criptodivisas.
- Satoshi Nakamoto: Seudónimo del creador o creadores desconocidos de bitcoin. Se cree que poseen alrededor de 1 millón de BTC, lo que equivale aproximadamente a 19.200 millones de dólares estadounidenses.
- Brian Armstrong: CEO de Coinbase. Su fortuna en criptomonedas se estima en unos 6.500 millones de dólares.
- Michael Saylor: Empresario que posee más de 17.732 bitcoins, superando los 1.140 millones de dólares. Su empresa, MicroStrategy, también tiene un considerable alijo de bitcoins.
- Chris Larsen: Cofundador de Ripple, con 5.190 millones de XRP en su poder, aproximadamente 37.300 millones de dólares.
- Changpeng Zhao: Consejero delegado de Binance. Aunque sus participaciones exactas son confidenciales, su patrimonio neto supera los 96.000 millones de dólares.
- Vitalik Buterin: Co-creador de Ethereum. Sus posesiones exactas de ETH siguen siendo un misterio, aunque se dice que una vez tuvo 355.000 Ethereum.
- Tim Draper: Este empresario tiene importantes tenencias de bitcoins, impulsadas por su adquisición de 30.000 bitcoins de Silk Road.
- Los gemelos Winklevoss: Tras un acuerdo con Facebook, invirtieron en bitcoin, adquiriendo alrededor del 1% de todos los BTC existentes. En la actualidad, poseen unos 70.000 bitcoins.
- Barry Silbert: Fundador de Digital Currency Group, que engloba a Grayscale, una empresa que gestiona más de 28.000 millones de dólares en activos digitales.
- Jed McCaleb: Cofundador de Ripple, con unos 3.400 millones de XRP en su cartera, lo que equivale a unos 1.600 millones de dólares.
Aunque he utilizado bitcoin y XRP como ejemplos anteriores, cada criptomoneda tendrá su propia cuota y definición de ballenas, tiburones, cangrejos y camarones – con diferentes proyectos que tienen diferentes umbrales de lo que consideran la ballena más grande y el camarón más pequeño.
En resumen
Es innegable que las ballenas de las criptomonedas ejercen un poder significativo en el mercado, y sus acciones ofrecen información valiosa sobre las opiniones del mercado.
Aunque es tentador seguir los movimientos de una ballena, es imperativo recordar que las ballenas operan teniendo en cuenta sus intereses; a menudo tienen acceso a información exclusiva e incluso pueden manipular el mercado en su propio beneficio.
Por tanto, aunque observar a las ballenas puede aportar información, seguirlas ciegamente sin una investigación exhaustiva puede ser peligroso.
Cada inversor, independientemente de sus participaciones, debe dar prioridad a la investigación y el análisis individual para navegar por las impredecibles aguas del comercio de criptodivisas.