¿Las herramientas de la IA pueden ayudarnos a hablar con los animales?

Fiabilidad
Resumen

Hay varios proyectos en marcha para idear modelos de aprendizaje automático y otros modelos inteligentes que puedan descifrar los sonidos de los animales -desde el canto de las ballenas hasta el cloqueo de las gallinas- para ver si se pueden interpretar según su comportamiento. Se trata de una tecnología embrionaria, pero se están realizando más estudios a medida que la IA avanza..

En el libro infantil “La historia del Doctor Dolittle”, de Hugh Lofting, el buen doctor es capaz de penetrar en los misterios del mundo natural y de la historia humana hablando con los animales. Nunca se explica exactamente cómo lo consigue, pero le lleva a vivir muchas aventuras que han dado lugar a décadas de libros, películas e incluso producciones teatrales.

Ahora, parece que los científicos de datos están intentando abrir canales de comunicación similares con la fauna no humana del planeta Tierra, utilizando la inteligencia artificial (IA) como guía.

Hay varios proyectos en marcha para idear modelos de aprendizaje automático y otros modelos inteligentes que puedan descifrar los sonidos de los animales -desde el canto de las ballenas hasta el cacareo de las gallinas- para ver si se pueden interpretar en función de cómo se comportan.

Hasta la fecha, no se ha producido ningún avance digno de mención, y la idea de convertir realmente pensamientos y expresiones humanas en “lenguaje” animal sigue siendo bastante descabellada.

No obstante, los investigadores confían en que, simplemente fomentando una mayor comprensión de por qué los animales hacen lo que hacen, los programas de conservación y preservación puedan ser más eficaces.

Una conversación de ballenas

Uno de los principales programas es la Iniciativa de Traducción de Cetáceos, también conocida como Proyecto CETI. El grupo opera desde la isla caribeña de Dominica, donde ha instalado una enorme red de dispositivos de grabación submarina e incluso ha colocado micrófonos a varias ballenas, todo ello con el fin de recopilar los datos que se utilizarán para entrenar algoritmos de aprendizaje automático en el lenguaje de las ballenas.

Según el New Yorker, se sabe que los cachalotes, en particular, emiten numerosos tipos de vocalizaciones durante horas, a menudo en patrones repetitivos llamados codas. Estos patrones difieren de una región a otra, como ocurre con los idiomas humanos, y las crías de ballena tienden a emitir sonidos aleatorios antes de empezar a expresar codas. El proyecto Ceti ya ha identificado varias de estas codas, pero no está claro si alguna de ellas puede considerarse un verdadero lenguaje.

Comunicaciones entre especies

Otro proyecto, el Earth Species Project, pretende ampliar el diálogo a un mayor número de animales, como monos, pájaros y elefantes. La idea, según Wired, es que cuanto más comprendamos los humanos el mundo natural, más conscientes seremos de nuestro impacto colectivo, que ya ha mermado las poblaciones animales en un 70% en el último siglo.

El grupo apuesta por la idea de que los nuevos métodos de traducción automática entre lenguas humanas podrían forjar un vínculo con los sonidos de los animales. Los robots de traducción anteriores utilizaban un enfoque semántico para salvar la distancia entre, por ejemplo, el francés y el inglés, básicamente como buscar palabras en un diccionario a gran velocidad. Pero, en el mejor de los casos, los resultados eran marginales.

Los modelos más recientes utilizan un esquema geométrico para identificar los puntos en los que los idiomas se solapan, lo que produce traducciones mucho más precisas. Si esto puede mejorar la comunicación entre seres humanos que hablan lenguas distintas, ¿por qué no entre seres humanos y animales?

El grupo ya ha avanzado en uno de los problemas más espinosos del descifrado de sonidos animales: determinar quién habla en cada momento. Tanto si se trata de delfines en el mar como de monos en la selva, suele haber mucho parloteo a la vez. Para contrarrestarlo, el equipo ha creado una red neuronal capaz de separar los sonidos que se solapan, aunque aún debe probarse sobre el terreno.

Pollo parlante

En Japón, mientras tanto, se está investigando un algoritmo capaz de evaluar el estado mental de los pollos por la forma en que cacarean. En la Universidad de Tokio se están utilizando modelos de inteligencia artificial basados en el Deep Emotional Analysis Learning (DEAL) para rastrear los patrones vocales cambiantes de pollos normales y ver si revelan si las aves están contentas, estresadas, hambrientas o experimentan cualquier otro estado físico o emocional.

El equipo, formado por científicos especializados en datos, psiquiatras de animales, veterinarios y otros profesionales, afirma haber logrado un alto índice de éxito, aunque sus resultados aún no han sido revisados por expertos. No obstante, si tiene éxito, el programa podría generar conocimientos útiles para orientar las prácticas de cuidado y alimentación, el alojamiento y otros factores.

De momento, todos estos proyectos pretenden mejorar nuestro conocimiento de los animales y sus hábitats, con el objetivo final de paliar las amenazas a su supervivencia. Entender sus sonidos podría darnos pistas sobre por qué los delfines y las ballenas se encallan en las playas, por ejemplo, o por qué los grupos de chimpancés se hacen la guerra unos a otros.

Malas intenciones

Pero no hay ninguna razón por la que esto no pueda utilizarse también para aumentar la explotación de los animales. Cuanto más conozcamos los estados de ánimo y las emociones de los animales, mejor podremos manipularlos a ellos y a su entorno para, por ejemplo, aumentar la producción de huevos o leche.

Dando un paso más, la investigadora y escritora Karen Bakker señaló recientemente a Scientific-American que la pesca comercial e incluso la caza de ballenas, que sigue siendo legal en algunas partes del mundo, pueden ser más eficaces si sabemos lo que piensan estos animales y podemos indicarles que se desplacen a una zona u otra. También existe la posibilidad de que se introduzcan nuevas ideas o memes en poblaciones enteras de animales, con consecuencias desconocidas para su comportamiento y estructuras sociales.

Lo esencial

Por supuesto, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Entre todas las formas en que los gobiernos de todo el mundo están tratando de regular la IA, tal vez debería prestarse la misma atención a su impacto tanto en el mundo natural como en el mundo humano.

Pero dado que hay poco consenso, si es que hay alguno, sobre cómo debería gobernarse la IA, no es probable que haya mucho movimiento en sus aplicaciones para descifrar la mente animal. Con suerte, sin embargo, pasará algún tiempo antes de que esta investigación dé sus frutos y, por intrigante que parezca, habrá que establecer algunas normas antes de que, como el Dr. Dolittle, podamos hablar con los animales.

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Arthur
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Arthur Cole es un periodista independiente de tecnología que ha estado cubriendo desarrollos en tecnología de la información y empresas durante más de 20 años. Contribuye a una amplia variedad de sitios web líderes en tecnología, incluyendo IT Business Edge, Enterprise Networking Planet, Point B and Beyond, y varios servicios de proveedores.