El 27 de diciembre, The New York Times presentó una demanda contra OpenAI y Microsoft por infracción de derechos de autor.
En la demanda se alega que “las herramientas de IA generativa de OpenAI y Microsoft se basan en modelos de gran lenguaje que se construyeron copiando y utilizando millones de artículos de noticias del Times protegidos por derechos de autor” sin permiso ni pago.
Además, The New York Times alega que ChatGPT regurgitará su contenido “textualmente” y concluye que los dos gigantes tecnológicos y su uso de la inteligencia artificial (IA) son responsables de “miles de millones de dólares en daños legales y reales”.
Este caso de gran repercusión se produce justo después de que un grupo de populares autores estadounidenses, entre ellos John Grisham, George R.R Martin y Jodi Picoult, iniciaran una demanda colectiva contra OpenAI en septiembre del año pasado.
¿Qué significa esto para OpenAI?
El caso del NYT contra OpenAI sugiere que los proveedores de IA que utilizan propiedad intelectual y material protegido por derechos de autor para entrenar sus modelos sin solicitar permiso a los titulares de los derechos o sin pagarles, podrían estar haciéndolo con tiempo prestado.
“El pleito podría sentar un precedente para los límites legales en torno al uso de materiales protegidos por derechos de autor en el desarrollo de la IA y, probablemente, dar lugar a normativas y directrices más estrictas”, declaró a Techopedia Joseph Thacker, ingeniero principal de IA e ingeniero de seguridad del proveedor de seguridad SaaS AppOmni.
“También podría provocar un cambio en la industria tecnológica, con empresas más cautelosas en su uso de materiales protegidos por derechos de autor – tal vez incluso más cautelosas a la hora de utilizar los servicios de OpenAI”.
Thacker también señaló que las empresas tecnológicas podrían tener dificultades para demostrar que su uso de materiales protegidos por derechos de autor en el entrenamiento de IA entra dentro del “uso justo” y verse obligadas a demostrar que sus soluciones no reproducen grandes volúmenes de contenido original, lo que en última instancia podría hacer que los LLM fueran menos útiles.
¿El comienzo de una nueva economía LLM?
Aunque todavía queda mucho para que este caso llegue a los tribunales, muchos comentaristas se han apresurado a destacar lo que ocurrió con el servicio de intercambio de música Napster, al que el gobierno federal ordenó cerrar después de que se descubriera que había compartido música protegida por derechos de autor como parte de una demanda de 20.000 millones de dólares dirigida por la RIAA.
“Lee un poco la historia de lo que ocurrió la última vez cuando una empresa -Napster- permitió brevemente la infracción a escala masiva”, escribió el fundador y director general de Geometric Intelligence, Gary Marcus, en un post en X.
“La empresa quebró, y el mundo respetó la ley de derechos de autor y creó un nuevo modelo de negocio en el que artistas y editores fueron compensados de una nueva forma en una nueva era”, dijo Marcus.
Aunque sería exagerado decir que OpenAI corre el riesgo de seguir el camino de Napster, el caso del New York Times ya está iniciando una conversación no sólo sobre los derechos de los titulares de los derechos de autor, sino potencialmente sobre cómo se les compensa en el marco de una nueva era de acuerdos entre editores y autores.
OpenAI y otros proveedores de IA ya reconocen que las asociaciones con editores son fundamentales para evitar la exposición legal.
Por ejemplo, se dice que OpenAI está ofreciendo a los editores entre 1 y 5 millones de dólares por utilizar sus nuevos artículos para entrenar a sus LLM. También se dice que Apple está discutiendo acuerdos de licencia con publicaciones como NBC News e IAC por valor de hasta 50 millones de dólares.
Implicaciones a largo plazo
Si la demanda no se resuelve extrajudicialmente y se declara que OpenAI y/o Microsoft han infringido la ley de derechos de autor, se les podría ordenar que destruyeran los datos infractores y/o imponerles una multa por infracción. Cualquiera de estos resultados sería muy perjudicial, tanto financiera como competitivamente.
En este momento, es imposible saber si este caso continuará hasta su conclusión o llegará a un acuerdo. En cualquier caso, los vendedores de IA, los editores y los titulares de derechos de autor permanecerán en un estado de incertidumbre en torno a sus derechos y responsabilidades hasta que se establezca un precedente legal.
En lo que respecta a las asociaciones provisionales entre proveedores de IA y editores, la demanda del New York Times dará inevitablemente a este último grupo más influencia para poder negociar mejores acuerdos económicos para sí mismos.
Lo esencial
El caso NYT contra OpenAI puede ser decisivo para definir la forma en que los desarrolladores de IA pueden extraer y procesar los datos disponibles públicamente. Aunque todavía queda un largo camino por recorrer para ver si llega a la línea de meta o cuándo, ya ha dejado claro que el statu quo de animosidad entre editores y vendedores sobre los derechos de autor no puede continuar.