Imagina esto. Has decidido dejar atrás tu adicción al juego. Te sientes motivado, fuerte y listo para enfrentarte al mundo. Pero basta con entrar al bar de siempre para que esa máquina tragaperras, con sus luces y sonidos hipnóticos, te haga tambalear. ¿Te suena? No estás solo.
En España, más de la mitad de la población entre 15 y 64 años ha participado en juegos de azar en el último año. Pero, hay algo aún más preocupante. En 2022, el 82% de las admisiones a tratamiento por adicciones estuvieron relacionadas con el juego.
Las tragaperras: una tentación omnipresente
A finales de 2024, casi 24.000 personas estaban registradas en el Ministerio de Hacienda para prohibirles el acceso a lugares de juego físicos y plataformas online. Sin embargo, hay un vacío legal: las máquinas tragaperras en bares no están incluidas en estas restricciones.
“Un café en un bar donde haya máquinas te puede costar 300 o 400 euros si eres ludópata”, advierte Vicente Garnero, vicepresidente de la asociación APAL.
La accesibilidad sin control a estas máquinas representa una trampa constante para quienes intentan rehabilitarse. Además, en los últimos dos años, el número de usuarios de tragaperras ha aumentado del 6,7% al 10,9%.
¿Por qué son tan adictivas las tragaperras?
Las máquinas tragaperras y los slots online están diseñadas para enganchar. Tienen colores vivos, sonidos envolventes y la promesa de una recompensa inmediata. Estos aspectos activan los centros de placer en nuestro cerebro. Una estimulación constante que nos lleva a una pérdida de control. Y, en muchos casos, a una adicción severa.
Además, hay una falta de barreras de entrada en bares y cafeterías. Esto facilita el acceso a cualquier persona. Incluso, los menores de edad.
Propuestas para un cambio necesario
La Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) lleva más de tres décadas abogando por la eliminación de las máquinas tragaperras en locales de hostelería. O, al menos, por la implementación de sistemas de control de acceso. Sin embargo, la regulación de estas máquinas recae en las comunidades autónomas. Hasta la fecha, no ha habido un consenso para abordar este problema de manera efectiva.
“La normativa es excesivamente restrictiva y aboca al sector a numerosos despidos o al cierre”. Argumento de Nuria Císcar, diputada autonómica del PP, en referencia a las regulaciones propuestas.
La realidad es que detrás de estas máquinas hay un negocio lucrativo. Los establecimientos de hostelería obtienen aproximadamente el 50% de los beneficios generados por las tragaperras. Esto hace que se complique aún más su regulación y posible eliminación.
Una llamada a la acción
Es fundamental que no solo las autoridades, sino la sociedad, tomen conciencia del impacto negativo de las máquinas tragaperras. El acceso a ellos es fácil y tienen que tener cuidado con las personas en proceso de rehabilitación. Alguna medidas que se pueden implementar son los controles de acceso y limitar su presencia en ciertos establecimientos. O, incluso, prohibirlas en locales de hostelería. Esto podría ser un paso decisivo para reducir las tasas de adicción al juego en España.
Mientras tanto, si tú o alguien que conoces está luchando contra la ludopatía, busca apoyo en organizaciones especializadas. Considera evitar lugares donde estas máquinas estén presentes. La recuperación es posible. Pero necesitamos un entorno que la facilite, no que la obstaculice.