¿Cómo puede utilizarse la IA para redescubrir y recrear el pasado?

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Resumen

Cuatro estudios diferentes muestran cómo se está utilizando la IA para desentrañar el pasado, aportando nuevos conocimientos y arrojando nueva luz sobre quienes nos precedieron. La IA aporta muchas herramientas nuevas a la arqueología, pero debemos ser cautos a la hora de confiar plenamente en ella.

La inteligencia artificial (IA) se suele considerar un medio para predecir el futuro. ¿Qué palabra debería ir a continuación en esta frase? ¿Qué comprarán los consumidores la próxima primavera? ¿Cómo se puede mejorar este código?

Pero cada vez más, la tecnología también se utiliza para ahondar en el pasado, a menudo identificando patrones y relaciones que han permanecido ocultos a lo largo de los años. Y esto ya está produciendo algunos resultados sorprendentes.

Interpretar los datos históricos mediante la IA

Comprender la historia es esencialmente un esfuerzo por entender e interpretar los datos. Parte de la razón por la que existen tantas perspectivas históricas es que hay diferentes formas de analizar la información disponible, que a menudo es incompleta y carece de contexto.

La IA puede ayudar a esclarecer el pasado de formas que los investigadores humanos no pueden. Por un lado, puede ingerir y analizar datos a una velocidad y una escala mucho mayores que las de un ejército de historiadores, y puede hacerlo sin los sesgos y las ideas preconcebidas que influyen en la percepción humana.

Quizá una de las aplicaciones más novedosas que la IA aporta al estudio de la historia sea la capacidad de averiguar datos que, de otro modo, se perderían para siempre.

Un estudiante de la Universidad de Nebraska ha desarrollado recientemente un algoritmo capaz de detectar letras en un rollo de papiro carbonizado por la erupción volcánica que destruyó Pompeya en el año 79 d.C. Cientos de rollos quedaron enterrados en cenizas aquel día y todos los intentos de desplegarlos han causado daños irreparables.

El sistema funciona tomando primero imágenes tomográficas del documento para discernir los diminutos cambios entre el papiro y la tinta seca que forma los símbolos y las letras. Sin embargo, a menudo se obtenían imágenes fragmentarias, sobre todo en los pergaminos más antiguos, en los que la tinta se fabricaba con carbón y agua, el mismo material a base de carbono que el papiro.

El algoritmo determina la letra o el símbolo basándose en los fragmentos detectables, lo que aporta a la investigación nuevos conocimientos sobre lo que es esencialmente una «biblioteca oculta» de obras antiguas.

Un viaje en el tiempo

La IA también puede desvelar el lado más silencioso de la historia: no los grandes líderes o las batallas clave, ni siquiera las tendencias generales que han dado forma a nuestra civilización, sino la vida de la gente corriente: qué comían, cómo fabricaban las cosas, qué guiaba su comportamiento.

Un reciente artículo de Technology Review destacaba un proyecto llamado Venice Time Machine, cuyo objetivo es reconstruir el pasado de la ciudad pasando miles de registros digitalizados por algoritmos de aprendizaje automático y aprendizaje profundo.

Muchos de los registros nunca han sido examinados por historiadores, pero al encontrar las conexiones entre las personas y sus actividades mediante un análisis inteligente de alta velocidad, se espera que surja una imagen de la antigua vida veneciana.

Sin embargo, algunos críticos cuestionan la validez de este ejercicio, dado que cualquier tipo de análisis requiere ciertos supuestos para llegar a una conclusión. Al fin y al cabo, la IA es tan buena como su entrenamiento y los datos que recibe.

Por lo tanto, es probable que queden dudas sobre si los datos en sí son suficientes para recrear con precisión el pasado y que los sesgos y las ideas preconcebidas de los historiadores no se hayan colado en los algoritmos. En el mejor de los casos, la IA puede identificar conexiones entre dos puntos de datos, pero no puede determinar si la conexión es significativa.

Descubrir el pasado oculto

Incluso el pasado más reciente puede aclararse con una dosis de IA. A menudo, los grandes acontecimientos históricos tienden a eclipsar los sucesos menos conocidos pero de gran relevancia que tuvieron lugar en un momento determinado.

Un ejemplo de ello fue el estallido de la Primera Guerra Mundial, que dominó los titulares en la segunda mitad de la década de 1910 y ha influido enormemente en la evolución de la civilización hasta nuestros días.

Pero según la investigadora Melissa Dell, de la Universidad de Harvard, un análisis de aprendizaje profundo de los flujos de noticias estadounidenses a lo largo de la Guerra para acabar con todas las guerras demostró que, aunque fue la noticia principal en 1915, 1917 y 1918, otro acontecimiento la superó en 1916: la persecución de la fuerza paramilitar de Pancho Villa después de que atacara partes del recién creado estado de Nuevo México.

Para llegar a esta conclusión, el modelo de Dell no se limitó a contar palabras o frases, sino identificadores menos tangibles como el tamaño y la ubicación de los titulares, pies de foto y similares. También agrupó las noticias para contextualizar los acontecimientos en curso. Y no tenía en cuenta los anuncios.

Al final, su equipo creó el conjunto de datos American Stories, con más de mil millones de artículos, que ahora puede utilizarse para revelar elementos ocultos de acontecimientos históricos, desarrollo social y cultural y cambios en el lenguaje, el tono, la perspectiva y muchos otros factores.

Historia viva

Otra forma en que la IA puede ayudar al estudio y la apreciación de la historia es dando vida a los grandes influyentes del pasado. El artista Hidreley Diao ha dado un paso en esta dirección entrenando a la IA para crear imágenes fotorrealistas de personajes históricos a partir de pinturas, esculturas y otras representaciones de fuentes contemporáneas o póstumas.

Aunque subjetivo, el proceso permite vislumbrar el aspecto que tendrían faraones, líderes militares, reyes y reinas egipcios si vivieran hoy. El siguiente paso es aplicar la manipulación de imágenes, el procesamiento del lenguaje natural (PLN) y otras formas de IA para convertir las fotos en avatares visuales que puedan guiar a los estudiantes a través de programas educativos.

Conclusión

Estos estudios en curso muestran nuevas formas de desentrañar el pasado y ofrecernos perspectivas de tiempos pasados.

Sin embargo, aunque es tentador pensar que la IA por fin traerá una interpretación definitiva de la historia, sería un error. Por su naturaleza, la historia es una disciplina en evolución, en la que cada generación aplica su propia comprensión del pasado para definir el presente.

La IA puede ayudar en este proceso, pero no debe permitirse que se apodere de él.

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Arthur
Technology Writer
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Editor

Arthur Cole es un periodista independiente de tecnología que ha estado cubriendo desarrollos en tecnología de la información y empresas durante más de 20 años. Contribuye a una amplia variedad de sitios web líderes en tecnología, incluyendo IT Business Edge, Enterprise Networking Planet, Point B and Beyond, y varios servicios de proveedores.